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viernes, 28 de marzo de 2014

LA IMPORTANCIA DE LA ABUELA/O EN LA VIDA DE UN NIETO O NIETA Y VICEVERSA.

En los últimos 50 años, nuestro estilo de vida familiar cambió drásticamente como consecuencia de un nuevo sistema de producción.
La inclusión de la mujer en el circuito laboral llevó a que ambos padres se ausenten del hogar por largos períodos creando como consecuencia el llamado “síndrome de la casa vacía”. El nuevo paradigma implicó que muchos niños quedaran a cargo de personas ajena al hogar o en instituciones. Esta tercerización de la crianza se extendió y naturalizó en muchos hogares.  Algunos afortunados todavía pueden contar con sus abuelos para cubrir muchas tareas: la protección, los traslados, alimentación, el descanso y hasta las consultas médicas.
Estos privilegiados chicos tienen padres de padres, y lo celebran eligiendo todos los apelativos posibles: abu, abuela/o nona/o bobe, zeide, tata, yaya/o opi, oma, baba, abue, lala, babi, o por su nombre, cuando la coquetería lo exige.
Los abuelos no sólo cuidan, son el tronco de la familia extendida, la que aporta algo que los padres no siempre vislumbran: pertenencia e identidad, factores indispensables en los nuevos brotes.
La mayoría de los abuelos siente adoración por sus nietos. Es fácil ver que las fotos de los hijos van siendo reemplazadas por las de estos. Con esta señal, los padres descubren dos verdades: que no están solos en la tarea, y que han entrado en su madurez.
El abuelazgo constituye una forma contundente de comprender el pasodel tiempo, de aceptar la edad y la esperable vejez. Lejos de apenarse, sienten al mismo tiempo otra certeza que supera a las anteriores: los nietos significan que es posible la inmortalidad.  Porque al ampliar la familia, ellos prolongan los rasgos, los gestos: extienden la vida. La batalla contra la finitud no está perdida, se ilusionan.
Los abuelos miran diferente.
Como suelen no ver bien, usan los ojos para otras cosas. Para opinar, por ejemplo. O para recordar.
Como siempre están pensando en algo, se les humedece la mirada; a veces tienen miedo de no poder decir todo lo que quieren. La mayoría tiene las manos suaves y las mueven con cuidado. Aprendieron que un abrazo enseña más que toda una biblioteca. Los abuelos tienen el tiempo que se les perdió a los padres; de alguna manera pudieron recuperarlo. Leen libros sin apuro o cuentan historias de cuando ellos eran chicos. Con cada palabra, las raíces se hacen más profundas; la identidad, más probable.
Los abuelos construyen infancias, en silencio y cada día. Son incomparables cómplices de secretos.
Malcrían profesionalmente porque no tienen que dar cuenta a nadie de sus actos. Consideran, con autoridad, que la memoria es la capacidad de olvidar algunas cosas. Por eso no recuerdan que las mismas gracias de sus nietos las hicieron sus hijos. Pero entonces, no las veían, de tan preocupados que estaban por educarlos.
Algunos todavía saben jugar a cosas que no se enchufan. Son personas expertas en disolver angustias cuando, por una discusión de los padres, el niño siente que el mundo se derrumba.
La comida que ellos sirven es la más rica; incluso la comprada.
Los abuelos huelen siempre a abuelo. No es por el perfume que usan, ellos son así.
¿O no recordamos su aroma para siempre?
Los chicos que tienen abuelos están mucho más cerca de la felicidad. Los que los tienen lejos, deberían procurarse uno (siempre hay buena gente disponible).
FINALMENTE Y PARA QUE SEPAN LOS DESCREIDOS....
LOS ABUELOS NUNCA MUEREN, SOLO SE HACEN INVISIBLES. NO DEJES DE QUE TU HIJA/O DEJE DE ESTAR, COMPARTIR CON SU ABUELA/O. SIEMPRE TE LO AGRADECERÁ. ELLOS LAMENTABLEMNTE SEGÚN LA LEY DE LA VIDA TIENEN LA PARTIDA MÁS CERCA.-

Éste es un artículo que publicó en uno de los diarios de Córdoba (19/01/2013) el Dr.Enrique Orschanski  Médico pediatra muy reconocido.



miércoles, 12 de marzo de 2014

RISOTERAPIA

Uno de los más interesantes avances en las ciencias médicas en los últimos años es la confirmación de que la risa realmente es uno de los mejores remedios para una serie de problemas de salud.

 Es muy placentera, fácil de realizar y que no tiene ningún tipo de contraindicación. Porque no hay nada malo que pueda venir de reírse.


La risoterapia es enseñar a reír, es decir, que la persona aprenda a reír de verdad en aquellos momentos que más necesita, en momentos de crisis (enfados, problemas, etc.)


 Esta risa debe ser una risa que nazca del interior y se refleje llana, amplia y francamente.
En definitiva, es una dinámica que nos ayuda a desarrollar estrategias para fomentar nuestro desarrollo y crecimiento personal (mejora de la autoestima, la autoconfianza, satisfacción y bienestar personal, etc.)


La risa por sí sola no cura, provoca una tremenda liberación de hormonas, las endorfinas conocidas merecidamente como las hormonas de la felicidad. 


Cuando somos capaces de darle a los demás, cuando ayudamos a que otras personas sean felices, es en ese momento  somos felices nosotros también. 


Muchas veces, como parece demostrarlo las diversas investigaciones que se han hecho, en el campo de lo humano y también algunas en el campo de lo físico, el hecho de ser desprendidos también tiene una recompensa en si mismo. 



Además, liberamos serotonina, dopamina y adrenalina. La explosión de carcajadas provoca algo muy parecido al éxtasis: aporta vitalidad, energía e incrementa la actividad cerebral.



Es una buena terapia complementaria a la medicina tradicional.



Ya en el antiguo imperio chino hace más de 4000 años y en la India había unos templos donde las personas se reunían con la finalidad de equilibrar la salud. 


Ellos no conocían los motivos científicos pero sí percibían que la risa les ayudaba a estar más fuertes.



Pero fue Norman Cousin (EEUU) en 
la década de los 70 quien experimentó en sí mismo la risoterapia para superar los dolores de artritis reumatoide. 





Comprobó que si antes de acostarse
veía una película que durante 2 horas le hacía reír, dormía la noche entera sin dolor. La risa se convirtió en su mejor calmante y relajante.




A partir de este momento se marca un antes y un después en la aplicación de la risa como terapia.