Es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano.
Pensamiento y palabra son la energía vital, que tiene la capacidad de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.
Un minuto de pensamientos negativos deja al sistema inmunológico en una situación delicada por seis horas.
El distrés, produce cambios en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.
Lesiona neuronas del aprendizaje y de la memoria localizadas en el hipocampo.
Afecta nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.
Cómo combatir ésta situación?
Tenemos que sacar la concentración en los pensamientos que nos alteran, desaniman o preocupan y lo podemos hacer a través del cuerpo.
Llevando el foco de la concentración a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.
Con buenas palabras podemos cambiar nuestro cerebro.
Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase literal:
"Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".
Según como nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones y éstas cambian nuestras percepciones.
Vemos el mundo que es o vemos el mundo que somos.
Cambiando los hábitos de pensamientos y honrando la propia palabra no alteramos físicamente nuestro cerebro.
Si nos aceptamos por lo que somos y lo que no somos, podemos cambiar.
Lo que se resiste, persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.