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viernes, 8 de noviembre de 2013

SEXUALIDAD Y PARKINSON

¿Los síntomas de la EP pueden ser un impedimento en la predisposición a tener relaciones sexuales?
Si bien se ha definido al Parkinson como una enfermedad signada por los síntomas motores de rigidez muscular, temblor y lentitud, hoy sabemos que puede presentar un amplio abanico de manifestaciones no motoras, entre ellas se cuentan los problemas de la función sexual. Hablar de problemas sexuales en la EP es hablar de los síntomas propios de la entidad y no solamente de una consecuencia de la disfunción motora. Asimismo, esta problemática impacta no solamente en la calidad de vida del paciente, sino también de su pareja. La disfunción sexual en la EP es compleja y multicausal ya que intervienen factores psicológicos, neurobiológicos, farmacológicos y fisiológicos; mas allá de lo estrictamente relacionado con la enfermedad. Cabe aquí recordar que la EP es más frecuente en personas mayores de 60 años y la edad en sí misma es un factor de riesgo para alteraciones del funcionamiento sexual en la población general. Además es en esta edad en la cual confluyen otras dolencias como la hipertensión arterial, la arterioesclerosis, la diabetes mellitus entre otras, que por sí solas pueden agravar cuando no generar trastornos en el normal funcionamiento sexual. La depresión, que como es sabido puede afectar a muchas personas con EP, puede interferir con la actividad sexual, por si sola o, como también ocurre con la hipertensión arterial, por acción de los fármacos usados para combatirlas a ambas.

¿La medicación que se utiliza en el tratamiento de la EP puede afectar la sexualidad de la pareja?

Algunos fármacos que se utilizan en el tratamiento, como ciertos antidepresivos y neurolépticos, pueden tener como potencial efecto adverso alteraciones en la función sexual normal. Por otro lado, varios agonistas dopaminérgicos, inhibidores de la monoaminooxidasa B y hasta la propia levodopa pueden generar aumento de la libido e hipersexualidad en el contexto de lo que se llama “trastorno del control de impulsos”. Este grupo de trastornos derivado de una alteración de los llamados “sistemas cerebrales de recompensa” se da sólo en algunos pacientes que tienen cierto perfil con dificultades en el manejo de distintos impulsos y se cree que habría factores de predisposición genética implicados. Muchos de estos pacientes no lo manifiestan en la consulta porque les resulta embarazoso o porque no lo vinculan con la enfermedad o con estas medicaciones o porque nosotros los médicos no lo preguntamos explícitamente. Todo ello resulta en un alto índice de infradiagnóstico de este problema y la consiguiente falencia en el manejo de la enfermedad.

¿Dado que los pacientes fluctúan en periodos de On y Off, es conveniente planificar las relaciones sexuales? ¿Esa falta de espontaneidad puede ser contraproducente para la pareja?

A pesar de no existir una línea guía, se recomienda a los pacientes hacer coincidir la actividad sexual con los “buenos momentos”(períodos ON). De hecho hay personas con EP que prefieren mantener sus relaciones íntimas en la mañana cuando están bajo la estimulación dopaminérgica o bajo los efectos del “beneficio por sueño”. En mi experiencia, cuando estos temas son discutidos previamente con la pareja no genera menoscabo a la relación a pesar de que se planifiquen estos momentos

¿Qué hago si tengo problemas sexuales, con quién lo hablo?

Es de vital importancia la temprana detección de las alteraciones en la esfera sexual en pacientes afectados por la EP para optimizar el manejo terapéutico. Para ello es fundamental una buen relación médico paciente en donde la persona con EP pueda discutir esta problemática con confianza y tranquilidad. De esa manera el médico irá contemplando los distintos factores que podrían estar implicados en la génesis de estas alteraciones para un abordaje integral en donde, en no pocas ocasiones, se recurrirá al trabajo interdisciplinarios de otros especialistas como urólogos, ginecólogos, internistas, psiquiatras, psicólogos, entre otros, para que junto al paciente se elaboren las estrategias necesarias para recuperar una vida sexual plena.        

Entrevista al Dr. Alejandro Pellene, neurólogo del Programa de Parkinson, y Movimientos Anormales del Hospital de Clínicas de Buenos Aires UBA                                                             

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